Tokyo, por Joan Jimenez

La realidad es el contraste entre lo que tenemos dentro y lo que existe fuera. Os invito a un viaje compartido a Tokyo donde yo pongo los ojos y la música y cada uno de vosotros las sensaciones…



Tokyo, por Joan Jimenez
4 Responses
  1. Siscu Says:

    Japón es una país (aunque yo prefiero llamarlo "MUNDO") en que todos viven en paz, no temen a la muerte y son simpre felizes (a su manera, claro está) y por ello es algo que envidio y como natural en mí (como ya bién tú sabrás Kimen) todo lo que me gusta lo quiero (o lo intentó tener)

    Quiero esa vida, esa forma de pensar...no se porque és, porque cada vez ódio más este país en el que no elejí nacer, porque me a hecho demasiado daño este país en el que estoy o simplemente...porque estoy enamorado de Japón.

    Pero tanto en los japoneses (o japonudos, como mi buen amigo Dieck les llama con cariño) hay que enseñarles de vez en cuando la verdad.

    Si, hay que tenerle miedo a la muerte y sí, nací en el "MUNDO" equibocado y no se si podré remediarlo, pero el día a día no deja de enseñarme la verdad...y es que no estoy allí, simplemente estoy aquí y debo seguir así hasta que la vida me sonria del todo y no solo un poquito como tan bién está haciendo ahora y no,no me quejo de la vida que tengo ahora, pero... no es la que elejí.


  2. Unknown Says:

    Konban wa, Siscu san!

    Pero Japón también es un país en el que la tasa de sucicidio es enorme debido al gran stress en el que la sociedad se ve sumida. ¿El STRESS que menciono?: las largas jornadas laborales, la estricta educación, la sumisión tan características de los japoneses (¿y cuando se desahoga esta gente?), la prácticamente nula admisión de cultura extranjera -y que así se tengan que aguantar/educar con estúpidas series y películas, de las que estoy bastante seguro que hasta un niño de 6 años, de procedencia extranjera, despreciaría por ser demasiado cursis y estúpidas (encuentro realmente muy penosa la TV japonesa)- y un largo etc que podría seguir escribiendo.
    Sí que hay muchas cosas buenas, que son las que me motivan, pero las hay UN MONTÓN DE MALAS.

    Sobre lo que me comentas de elegir, hmmm... ¿quién elige qué? A ver, ni tú eliges, ni el japonés rico de herencia elige, ni el japonés que se suicidó por las razones escritas arriba tampoco eligió. Lo que si que te puedo decir es que hoy en día existen oportunidades, y que si de verdad quieres vivir allí aún estás a tiempo; pero para ello deja de pensar en que todo es cuestión de suerte y ponte a pencar, a sudar, porque el destino no está escrito (sino, ¿dime dónde?), y, aunque sea difícil, ponte a estudiar, a sudar como un cabrón aprendiendo el idioma, durante años, por cierto, y procurando no abandonarlo automotivándote, porque por suerte para nosotros (ya que los de otras nacionalidades no pueden, véase africa) podemos conseguirlo. Porque no es la sumisión/resignación la vía correcta, sino el esfuerzo.

    Ahora que estoy animado escribiéndote, te copio a continuación un cuento zen (de éstos de origen oriental -quizá japonés-) que tengo en un libro de Anthony de Mello, que viene al caso. Dice así:

    Estando el Maestro haciendo oración, se acercaron a él los discípulos y le dijeron: "Señor, enséñanos a orar". Y él les enseñó del siguiente modo:

    Iban dos hombres paseando por el campo cuando, de pronto, vieron ante ellos a un toro enfurecido. Al instante, se lanzaron hacia la valla más cercana, con el toro pisándoles los talones. Pero no tardaron en darse cuenta de que no iban a conseguir ponerse a salvo, de modo que uno de ellos le gritó al otro: "¡Estamos perdidos! ¡De ésta no salimos! ¡Rápido, di una oración!"

    Y el otro le replicó: "¡No he rezado en mi vida y no sé ninguna oración apropiada!"

    "¡No importa: el otoro nos va a pillar! ¡Cualquier oración servirá!"

    "¡Está bien, rezaré la única que recuerdo y que solía rezar mi padre antes de las comidas: Haz señor, que sepamos agradecerte lo que vamos a recibir!"

    Y la moraleja del cuento nos dice que no hay nada que supere la santidad de quienes han aprendido la perfecta aceptación de todo cuanto existe.

    En el juego de naipes que llamamos "vida" cada cual juega lo mejor que sabe las cartas que le han tocado.

    Quienes insisten en querer jugar no las cartas que le han tocado, sino las que creen que debería haberles tocado, ...son los que pierden el juego.

    No se nos pregunta si queremos jugar. No es ésa la opción. Tenemos que jugar. La opción es: cómo.


    Así que hay que aprender a tomar conciencia y vivir en paz espiritual con uno mismo.


  3. seruji Says:

    Fantástico video! has sabido expresar en menos de 5 minutos lo que a mi me va a costar meses.



Publicar un comentario